CUMBRE INTERNACIONAL
DE PROPIEDAD HORIZONTAL

DUBAÍ - ALICANTE - BOGOTÁ

Bajo una mirada en común, aquella que busca la optimización y el desarrollo continuo de la actividad de administración
de propiedad horizontal, se da en la ciudad de Bogotá, la Cumbre Internacional de Propiedad Horizontal

Por Jacqueline Contreras

 
Bajo una mirada en común, aquella que busca la optimización y el desarrollo continuo de la actividad de administración de propiedad horizontal, se da en la ciudad de Bogotá, la Cumbre Internacional de Propiedad Horizontal; egregio evento que permitió reunir a cuatro de los más grandes representantes del arte de la administración horizontal y empresarial, así como también de la implementación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Auspiciada por el CAPH Bogotá, la Cumbre Internacional acogió a Pepe Gutiérrez junto con su conferencia “Nuevas tecnologías en la administración de edificios”; a su vez, Alberto Castellanos comparte su experiencia bajo su conferencia “Cómo dejar de competir por el precio”; entre tanto, Manuel Navas impulsa el pensamiento positivo con su conferencia “Tú eres la empresa, la marca es tuya”; finalmente y por primera vez en Colombia, la ciudad se honra con la visita de Jeevan D’Mello, el administrador del Burj Khalifa, reconocido como el edificio más alto del mundo; es así como D´Mello, enfatiza sobre “El arte de administrar edificios residenciales y multifuncionales de gran tamaño”.
Hoy por hoy, la revolución tecnológica ha permitido romper muchas de las barreras que quizá 50 años atrás se creían imposibles; así y en un mundo globalizado que pareciera imparable, el rol de las tecnologías de la comunicación, de la información, de la robótica, de los sistemas integrados y demás elementos que le constituyen, han transformado la manera de interactuar, vivir y sentir del hombre; bajo una reflexión y mirada hacia el futuro, Pepe Gutiérrez extiende una sugerente invitación a incorporar de manera práctica y económica, muchas de las herramientas y aplicaciones virtuales y digitales que le permitirán entre otros campos, al de la administración de propiedad horizontal, desarrollar sus actividades de manera más eficiente, productiva, y generando una verdadera optimización de tiempo y recurso humano o financiero.
Evocando entonces las nuevas tecnologías en la administración de edificios, puede afirmarse con certeza que la tecnología permite optimizar principalmente la productividad; así, lo que se denomina como “el internet de las cosas” (comprendido como un fenómeno sociológico y económico), permitirá generar conexiones entre una base de datos y de acciones de comando general y las distintas zonas o áreas a las que corresponda la edificación o conjunto de edificaciones que se estén administrando; todo lo anterior bajo elementos tales como la generación de códigos digitales que me permitan acceder a cualquier espacio dentro de la misma, así como también la comunicación entre administradores y propietarios en materia de generación de cuentas o cobros y actualización de servicios; todo lo anterior, como parte del fin del uso del papel para entrar en la era de la digitalización, en donde toda la información podrá cargarse y manejarse desde el dispositivo móvil o celular; hecho que corresponderá a la nueva forma de administración, a través de la tecnología que posibilita, facilita y simplifica la actividad, generando resultados en tiempo real a través de diversos dispositivos electrónicos que de ser implementados, permitirán tener el control de las edificaciones de manera integral, generando servicios que finalmente permitan fidelizar los copropietarios y brindar una verdadera calidad de vida.
La competencia, corresponde quizá al término de mayor fuerza al hablar en términos de comercio, mercado, productos, servicios, innovación y marca, entre otros tantos que a diario hacen parte de la globalización y el sector industrial o empresarial; sin embargo, no sólo se hace referencia a la competencia, también al precio y es aquí en donde Alberto Castellanos, plantea un interesante cuestionamiento: ¿cómo dejar de competir por el precio?; dado este hecho Castellanos afirma que, si el cliente no percibe una diferencia realmente notable en el producto o servicio que dese adquirir, indudablemente este se decidirá entre uno y otro partiendo de su precio. Así, la competencia surge al venderle “a quien no es” o quizá porque la oferta que se da no es realmente diferenciada.
Partiendo de lo anterior, Alberto Castellanos propone de manera integral, algunos pasos que le permitirán dejar de competir por el precio y generar así un modelo realmente sostenible; como primero, “dejar de perseguir al cliente equivocado”; como segundo, “identificar o construir un verdadero diferencial” y finalmente, “comunicarlo de manera efectiva y clara”. Cabe destacar que, en un mundo de descuentos, se requiere generar verdadera diferenciación; por ello, es bueno determinar, ¿a quién quiero venderle y qué quiero ofrecer?; así, la clave del éxito se encuentre quizá en fijar con claridad que el diferencial no siempre está en el producto, más sí, en lo que acompaña dicho producto. De igual manera y al segmentar el mercado objetivo, será posible identificar cuáles son las insatisfacciones del cliente y convertirlas en un diferencial; finalmente, podría concluirse que tanto el beneficio como el poder elevar la calidad del servicio a un verdadero diferencial, permitiría llenar los vacíos del mercado y dejar así de competir por el precio.
Dándole continuidad a los conceptos empresariales y de marca, Manuel Navas impulsa a determinar la mejor versión de sí mismo, a través de una novedosa teoría que propone ver los aspectos más relevantes no sólo del mercado sino de la postura personal frente al cambio, a través de un juego de color que identifica aspectos positivos, negativos y a mejorar; así, surge un cuestionamiento: ¿qué tan dispuesto se está a optar por un cambio?, partiendo de una interesante y colorida reflexión, en donde el rojo simboliza las emociones, el amarillo las acciones, el verde las mediciones y el azul las recompensas, Navas afirma que, se debe obtener la mezcla perfecta en cantidad de cada uno de ellos y aplicada no sólo al ámbito empresarial sino que a su vez, el equilibrio personal permite identificar el liderazgo y la proactividad. Así y a través de esta simbología, aquellos identificados con la tonalidad roja, corresponden a las personalidades entusiastas y amigables, positivos, verbales y algunas veces impulsivos; mientras tanto, aquellos posicionados en el color amarillo, suelen destacarse por ser determinados, firmes y líderes; dentro de la tonalidad de azul, se encuentran aquellos caracterizados por su sentido de servicio, de conciliación y de colaboración; por último y dentro de la tonalidad verde, se encuentran aquellos determinados por el análisis, el orden y el pensamiento. Finalmente, existe un profundo mensaje que invita a visibilizar un pensamiento de equilibrio despidiendo lo que resta e identificando lo que suma; sin olvidar que el poder de la intención puede transformarlo todo…
Bajo esplendida imposición sobre el desierto de una de las regiones más áridas, se edifica una de las majestuosas construcciones y a su vez la de mayor reconocimiento a nivel mundial; declarado como el edificio más alto del mundo y denominado Burj Khalifa; la joya arquitectónica de Dubai, cuenta con una altura de 827 metros que constituyen 162 plantas, en las que a su vez se albergan alrededor de 490.000 viviendas, junto con los más prestigiosos hoteles, parques, gimnasios, centros comerciales, centros médicos, deportivos y recreativos, además de un sinfín de áreas comunes, que le posicionan como el lugar más prestigioso del mundo. Como parte de su orgullo nacional, Jeevan D’Mello comparte su experiencia como el administrador del rascacielos más alto jamás visto antes, evocando entonces el inicio de dicha construcción que se dio aquel 21 de septiembre de 2004 gracias a la ardua y detallada labor de alrededor de 12.000 trabajadores cuyas nacionalidades superan las 200 y que concluye con una magnifica inauguración el 4 de enero de 2010.
Sin duda alguna, D’Mello afirma que el símbolo icónico más importante del siglo XXI corresponde a todo un desafío del hombre sobre la naturaleza, tras ser construido en una región que carece completamente de fuentes hídricas y herbales naturales; además de surgir en medio de una ciudad en donde su población con triste dificultad escasamente leía o escribía, como señal de resurgimiento, el Khalifa da una lección al mundo: como el arte de administrar edificios residenciales y multifuncionales de gran tamaño, se convierte en la clave para el desarrollo de un megaproyecto que hoy por hoy genera completa autosostenibilidad de manera armoniosa con el medio ambiente y a su vez, se convierte en la residencia de cientos de personas provenientes de todas partes del mundo; hecho que corresponde a otro reto no sólo administrativo sino cultural; entre tanto la diversidad étnica hace de la actividad de administración, un complejo pero organizado procedimiento que implica principalmente la satisfacción completa del residente.
Enfatizando entonces, Jeevan D’Mello considera que el éxito de la administración radica fundamentalmente en observar y planear el concepto antes de construir; así, el trabajo conjunto entre constructores y administradores permitió edificar la construcción que pasó por un diseño técnico, una evaluación y finalmente una verificación, este procedimiento garantiza contar con posturas relevantes que permitirían identificar las necesidades de los residentes, junto con la manera en que la “gobernabilidad” y la estructura de convivencia, permitirían posteriormente generar un plan aplicado a la comunidad, bajo un moldeamiento financiero, que implica la sostenibilidad administrativa y el trabajo en equipo y así poder afrontar los nuevos retos en materia de legislación, de tecnología, de productividad y de rentabilidad; todo lo anterior como muestra de uno de los sectores con mayor movimiento inmobiliario y de finca raíz que hoy por hoy, permiten ofrecer una experiencia cómoda y novedosa, partiendo de una administración que se encarga de cada grupo focal, con el fin de cubrir por completo sus necesidades sin olvidarse de su objetivo principal: la felicidad del cliente a través de todo un sistema de innovación.